Una vez revisado cómo fue el panorama económico y político durante 2023 es el momento prefecto para analizar cuales son las expectativas para el próximo año, que fuerzas serán protagonistas y cuáles son los sectores que podrían traer oportunidades interesantes en este contexto. Para este fin, tres aspectos son cruciales, el crecimiento económico, los bancos centrales y las fuerzas geopolíticas.
Crecimiento económico
El punto inicial lógico es sin lugar a dudas hablar de las expectativas para la economía mundial y regional para poder evaluar que tan optimista o pesimista es la visión para 2024. En este sentido, los datos del informe del Fondo Monetario Internacional, Panorama Económico Mundial de octubre muestran expectativas de una desaceleración en 2023 frente a 2022 y un 2024 manteniéndose en niveles similares a los de este año, como puede verse en el gráfico de la izquierda.
En ese orden de ideas, la expectativa por regiones muestra que el gran impulso del crecimiento tanto este año como el siguiente viene amarrado a los emergentes, centrando de nuevo la atención en China de la cual se espera un cierre de 2023 en 5.0% y de 2024 en 4.2%. Es aquí precisamente donde se encuentra uno de los factores importantes a seguir, la desaceleración en la economía del país asiático y especialmente las señales que vengan desde el sector de la construcción y la tecnología serán especialmente relevantes para este propósito.
Por su parte, la economía de Estados Unidos ha mostrado una resiliencia notable este año y ha alejado el temor de recesión también para el próximo en el que espera un cierre de 1.5%. Mientras, en términos generales, 2024 presenta un panorama en el que continúa la desaceleración de 2023 aunque Colombia y Perú estarían reactivándose a un mayor ritmo de los esperado, sin embargo, en este contexto la estabilidad política y los niveles inflacionarios seguirán siendo elementos cruciales a tener en cuenta.
Bancos Centrales, Deuda pública y Tecnológicas
Desde el punto de vista de la Reserva Federal en Estados Unidos el 2024 parece ser el año del recorte y como se puede ver en el grafico 2 la mayor probabilidad del primer corte de 25 puntos básicos está descontada por el mercado para marzo. Adicionalmente, al ser la FED un benchmark mundial de política monetaria, esta expectativa de recorte sin duda, llevará a una mayor relajación de los demás bancos centrales, en especial de los países que ya venían cambiando el foco hacía el crecimiento económico como China, Chile y Brasil.
En este sentido es de esperar un 2024 de inicio de recorte, pero no necesariamente de tasas bajas ya que desde 2022 los bancos centrales llevaron a cabo fuertes aumentos, así que tanto el nivel, como el alcance, requerirán tiempo en cambiar. Sin embargo, este cambio de tendencia favorece a dos mercados que podrían mostrar un comportamiento interesante el próximo año, el de las acciones tecnológicas y el de la deuda pública.
En términos de las tecnológicas, reducciones de tasa implican menores costos de financiamiento en compañías que tradicionalmente tienen un nivel importante de deuda en sus balances como Apple y Amazon, dos de las siete magnificas que han marcado el movimiento del mercado en el último año y tienen una influencia importante en las expectativas de los inversionistas sobre la renta variable en Estados Unidos. Uno de los elementos adicionales a tener en cuenta es la ola de euforia por todo lo relacionado con la inteligencia artificial que ha aprovechado Nvidia pero que puede traer riesgos asociados con su aplicación y regulación en el futuro.
Por su parte, un ambiente de menores tasas y niveles inflacionarios hace atractivos de nuevo los bonos como ha venido pasando en 2023 y de darse efectivamente los escenarios de recorte de tasas es de esperar que esta tendencia se solidifique en 2024. Sin embargo, teniendo en cuenta que un riesgo importante en el contexto de la deuda pública es el de la sostenibilidad fiscal de Estados Unidos y China que ha llevado a las calificadoras a revisar su calificación.
Geopolítica
Salvo que algún cambio drástico ocurra, las tensiones geopolíticas continuaran siendo elementos a mantener en el radar para el próximo año, con el conflicto Israel y Hammas y la invasión rusa de Ucrania teniendo un rol central y aumentando el nivel de nerviosismo y volatilidad en los mercados de commodities, como el petróleo, gas o el trigo. Otro elemento de tensión geopolítica sigue siendo las relaciones entre China y Estados Unidos en especial el tema tecnológico lo que también puede afectar no solo las relaciones comerciales entre estos países, sino que lleva a las compañías a modificar sus esquemas de producción para reducir incertidumbres en este sentido.
En resumidas cuentas, el 2024 se muestra cómo un año de lento crecimiento económico, caídas en la inflación, reducción en las tasas de interés y un cambio de enfoque de los bancos centrales, pero también como una continuación de las tensiones geopolíticas vividas en este. Cómo es habitual en los mercados este contexto macroeconómico presenta oportunidades en sectores específicos, como el de los hidrocarburos, la renta fija y las acciones tecnológicas, pero también habrá un nivel de riesgo importante asociado con este cambio de tendencia que deberá ser administrado cuidadosamente.
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