Sin lugar a dudas, los mercados internacionales han recibido un impacto importante en abril, cortesía del “Liberation Day” de Donald Trump y la implementación de un esquema de tarifas recíprocas para todos sus socios comerciales. Esto ha generado profundos niveles de incertidumbre asociados al comercio internacional, la economía y su impacto en las compañías. Como resultado, se produjo una venta masiva de acciones en todos los mercados bursátiles, no solo en Estados Unidos, sino también en Asia, Latinoamérica y Europa.
Precisamente, este nivel de incertidumbre y los cambios en la política internacional de Estados Unidos darán lugar a transformaciones significativas no solo con adversarios como China o Rusia, sino también con aliados tradicionales como Europa e Inglaterra. Este movimiento ya comenzó a evidenciarse con el aumento de tensiones entre Ucrania y Estados Unidos, lo que llevó a una declaración de apoyo por parte del Reino Unido y a una cumbre de defensa de la Unión Europea. Esta concluyó con la excepción del gasto en defensa del cálculo de los límites de déficit fiscal para los países miembros. Este cambio nos lleva a centrar la atención en el viejo continente para analizar las nuevas dinámicas que podrían surgir en sus mercados bursátiles, tomando como referencia tres índices: el Eurostoxx (zona euro), el DAX (Alemania), el CAC (Francia) y el FTSE 100 (Inglaterra).
Europa y Alemania: Cambiando el tono
Desde el 2 de abril y la implementación de los aranceles del “Liberation Day”, se ha sentido una caída marcada en las bolsas mundiales, seguida de un periodo de fuerte volatilidad. Como puede observarse en la parte izquierda del Gráfico 1, el índice Euro Stoxx 50 —que agrupa a las 50 principales empresas de la eurozona— cayó un 10,27 % en los primeros ocho días de abril. El índice alemán DAX 40 lo acompañó con una caída cercana al 10 %.
Gráfico 1. Elaboración propia datos Bloomberg y Morningstar.
Europa ya ha tenido roces indirectos con Donald Trump al reforzar su apoyo a Ucrania y convocar una cumbre de defensa en marzo. Su principal resultado fue el plan «Rearm Europe», que excluye el gasto en defensa del acuerdo sobre límites de déficit fiscal, además de una línea de crédito de 150 mil millones de euros. Asimismo, el cambio de liderazgo en Alemania, con el ascenso del nuevo canciller Friedrich Merz, no solo implicó un giro a la derecha, sino también la aprobación del plan de gasto público más ambicioso de la última década, enfocado en defensa y en la creación de un fondo especial de 500 mil millones de euros para infraestructura.
Estos cambios de postura en Europa también abren oportunidades interesantes, especialmente en el sector de defensa, que se beneficiaría del paquete de gasto alemán no solo por el aumento en el gasto actual, sino también por la constancia en el tiempo. Diversas estimaciones indican que a Alemania le tomaría alrededor de diez años recuperar los niveles de
munición entregados a Ucrania. En el mismo sentido, los negocios relacionados con infraestructura también podrían verse beneficiados, con posibles efectos indirectos sobre el sector automotriz local.
Por otro lado, no debe perderse de vista la respuesta de China, que ha reconfigurado sus rutas ferroviarias para fortalecer el comercio con Europa, evitando pasar por Rusia a través de países como Kazajistán para esquivar sanciones comerciales. Esto, junto con las reducciones en las tasas de interés del BCE y un menor nivel de inflación, podría impactar positivamente al sector de consumo, incluso en medio de la incertidumbre arancelaria.
Inglaterra y Francia: Cambios políticos importantes
Según datos de febrero de este año, la economía del Reino Unido creció por encima de lo esperado, con una tasa del 0,5 %. Sin embargo, el Banco de Inglaterra redujo su proyección de crecimiento para 2025 a la mitad, pasando del 1,5 % al 0,75 %, preocupado por el impacto de la alta inflación y el aumento de los aranceles impuestos por Donald Trump. Aunque estos aranceles fueron del 10 % —menores al 20 % aplicado a la Unión Europea—, siguen siendo una fuente significativa de preocupación.
Un factor crucial en esta dinámica es el cambio político ocurrido desde mediados del año pasado, cuando el Partido Laborista logró una mayoría en la Cámara de los Comunes. El primer ministro Keir Starmer enfrenta el desafío de revitalizar la economía. Su gobierno se ve obligado a jugar un delicado doble juego: apoyar a Ucrania, por un lado, y por el otro, mantener buenas relaciones con la administración Trump. Esto podría volverse insostenible a mediano plazo.
Gráfico 2. Elaboración propia datos Bloomberg.
En Francia, el panorama es más incierto tras la apuesta de Emmanuel Macron de convocar elecciones en junio del año pasado. Su objetivo era frenar el avance de la derecha luego de su victoria en las elecciones al Parlamento Europeo. Sin embargo, esta decisión terminó debilitando la posición de su propio partido y fortaleciendo a la izquierda, lo que derivó en un gobierno de coalición con todas las complicaciones que esto conlleva. Esta situación complica la posibilidad de establecer una postura unificada frente a las medidas de Donald Trump.
Desde el punto de vista político, tanto Francia como Alemania —al igual que el Reino Unido— han reafirmado su apoyo a Ucrania, lo que marca una diferencia con la postura estadounidense actual. Sin embargo, si algo ha demostrado la estrategia de Trump al utilizar los aranceles como mecanismo de presión en negociaciones comerciales, es que Europa y el Reino Unido necesitarán fortalecer sus relaciones comerciales con otros socios para reducir la dependencia de Estados Unidos. En este contexto, China parece dispuesta a llenar ese vacío.
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