La volatilidad del mercado es un elemento inherente a los mercados financieros, es ahí donde están las ganancias y también los riesgos, es por eso que entender sus causas e implicaciones es crucial, en especial después de lo vivido en 2020 y de cara al 2021.
Si bien todas las noticias y análisis de los diferentes mercados financieros en el mundo la mencionan con frecuencia, el primer paso es partir de una definición para entenderla. Así que la volatilidad financiera es un término utilizado para medir las fluctuaciones de los precios, tasas de rentabilidad o tasas de interés de los activos financieros. Por ejemplo, si el precio de un activo fluctúa mucho o de forma muy rápida se dice que es muy volátil. Así, este componente se asocia típicamente al riesgo de mercado, el cual se define básicamente como el efecto negativo que dicha fluctuación tenga sobre mi posición.
Una de las herramientas estadísticas más utilizadas para medir la volatilidad del mercado, es la desviación estándar que permite calcular la dispersión promedio de los precios o rentabilidades frente a su media histórica. De tal forma, a mayor dispersión promedio, mayor el nivel de fluctuación y por tanto más amplio sería el rango en que se movería. También existe un índice que permite a los inversionistas hacer un seguimiento del nivel de volatilidad del mercado general de acciones en Estados Unidos, el VIX, que es calculado por la Bolsa de Chicago a partir del comportamiento de los precios de las opciones a 30 días del S&P500.
Cuando el VIX, conocido también como “índice del miedo”, alcanza un alto nivel, significa un mayor nerviosismo entre los inversionistas, con un registro actual cercano a las 20 unidades. Esto es relativamente bajo si lo comparamos a los máximos de marzo del año pasado -el temido 2020-, por encima de 80. Para poner en perspectiva, la última vez que había alcanzado picos similares fue durante la crisis de 2008.
Un elemento necesario para entender un poco más a fondo el comportamiento de este índice es el funcionamiento de las opciones financieras, que son un derivado en el cual se pacta el derecho a la compra o venta de un activo en una fecha futura a un precio determinado (llamado strike). En este caso, dicho activo sería el índice S&P500 y lo que hace tan especial al VIX es que se calcula basado en las fluctuaciones de precios de sus opciones a 30 días, por lo que cuando aumenta representa una mayor incertidumbre entre los inversionistas para el mes siguiente.
Gráfico 1. Elaboración propia. Datos Bloomberg
Viendo el comportamiento del índice VIX para los últimos cinco años, como muestra el gráfico 1, es fácil notar cómo el 2020 fue un año que no sólo mostró unos niveles récord de volatilidad del mercado durante marzo, sino que lo ubicó permanentemente en una nueva región por encima de 20 puntos. Estos niveles de nerviosismo en los mercados no son una sorpresa para nadie; por cortesía de la pandemia, el año anterior fue definitivamente uno atípico en muchos niveles.
Pero también es interesante notar que estos primeros tres meses del 2021 continúan mostrando volatilidades similares. No hay lugar a dudas que la volatilidad financiera seguirá siendo una fuerza importante; si bien muchos esperaban que el anuncio de la vacuna y el inicio de su aplicación llenaran de optimismo a los mercados, no pasó demasiado tiempo para que otras variables empezaran a entrar en juego.
Por ejemplo, este año se empieza a notar el desgaste que han sufrido las economías con bajas tasas de crecimiento, así como el alto nivel de endeudamiento de los gobiernos al hacer frente a los efectos de la pandemia. Y es por eso que ese optimismo de noviembre pasado se ha ido enfriando.
Otro factor que ha venido de la mano de esperar un rebote en el crecimiento económico, es un aumento en las expectativas de inflación, lo que ha llevado a muchos inversionistas a abandonar posiciones en bonos públicos de largo plazo generando un aumento en sus tasas yield lideradas por los tesoros de Estados Unidos. Este efecto ha sido aún más marcado para las economías emergentes, que han tenido el aumento en tasas de sus bonos y experimentaron depreciaciones de nuevo de sus monedas locales.
¿Qué esperar en lo que resta del año? Por supuesto, el avance y velocidad de la vacunación continuará siendo un elemento importante en los mercados al seguir siendo una fuente de incertidumbre sobre la recuperación económica mundial. Los altos niveles de déficit fiscales serán elementos claves que presionarán los mercados de deuda pública y en el caso de los emergentes también seguramente a sus tasas de cambio. Las acciones en Estados Unidos, como se puede ver en el gráfico 1, están lejos de estar calmadas y este año hay una gran pregunta rodeando las compañías tecnológicas: ¿que tanto más podrán crecer y como los cambios en las tendencias del trabajo en casa y apertura de colegios afectará las demanda por sus productos y servicios?
Así que, si el 2020 fue un año bastante volátil, este 2021 no parece estar quedándose atrás, aunque probablemente con menos picos espectaculares. Lo que han mostrado estos primeros meses es que continúa en un nivel históricamente alto.
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