La inversión en valor y la inversión en crecimiento son dos estrategias que se apoyan en el análisis fundamental de una empresa, pero que difieren en su aproximación. En esta columna, explicaremos en qué consisten las inversiones Value Vs. las Growth y cuál es su importancia en las decisiones de compra o venta de acciones en el mercado.
En términos generales, el Value Investing busca detectar compañías cuyo valor intrínseco es mayor al precio de su acción en el mercado, es decir que están subvaloradas, mientras el Growth Investing se centra en aquellas cuyas ganancias tienen el potencial de crecer más rápido que su sector, o que el mercado en general.
¿Pero qué es y cómo se establece el valor intrínseco -o real- de una compañía? Primero, se revisan diferentes variables relacionadas con el negocio y se analizan todas las fuerzas que lo afectan, tanto desde un enfoque micro -por ejemplo, su manejo interno- como uno macro, como el comportamiento de su sector. En este contexto, vale la pena aclarar que cuando las compañías deciden emitir acciones en la bolsa, están obligadas a hacer públicos sus balances de forma periódica, convirtiéndolos en una de las herramientas principales que alimentan tanto el enfoque Value como el Growth.
Growth Investing: apostando en lo «seguro»
Para valorar las compañías, los analistas de acciones realizan modelos. Así, ante la publicación de balances trimestrales hay una expectativa promedio, la cual se compara con el dato real y se deduce una variable crucial en el proceso de toma de decisión. A este respecto, las acciones que entran en la categoría de growth son aquellas que han venido presentado históricamente unas mejores ganancias a lo esperado y al promedio de su sector y que además se espera que continúen creciendo.
Las tres características principales que tienen las compañías candidatas a invertir en growth son: mayores múltiplos que otras empresas de sector, una tendencia de altos ingresos y mayor volatilidad.
Con respecto a los múltiplos, hay uno a destacar y es el P/E o Price/Earnings, el cual se lee como cuántos dólares estarían dispuestos a pagar los inversionistas por un dólar de ganancias. En este orden de ideas, se buscan múltiplos altos a este respecto, esperando que el mayor crecimiento de la compañía los lleve a vender las acciones en el futuro a un precio más alto. Otro elemento a tener en cuenta, es que este tipo de compañías muestran una tendencia marcada de crecimiento en sus ingresos, así como una volatilidad importante ante noticias que puedan afectarla. Este tipo de estrategia se puede aplicar a compañías con una sólida base histórica de crecimiento, o bien a compañías nuevas que están emitiendo acciones en el mercado por primera vez pero que tienen un importante potencial de crecimiento.
Value Investing: oportunidad y visión
Por su parte, la inversión en valor es un enfoque a largo plazo que busca compañías donde el precio de sus acciones sea menor a su valor intrínseco, es decir que se encuentren subvaloradas. En este caso, vale la pena aclarar que el valor intrínseco se obtiene a partir de un ejercicio en el cual a partir de variables financieras y de mercado, se busca establecer el valor de la compañía. Algunas de estas variables son: los flujos de caja libre, el múltiplo del P/E y la Q de Tobin, entre otros. Lo racional detrás de este ejercicio es que a largo plazo el precio tenderá a llegar al nivel del valor de la compañía.
Existen dos tipos de compañías que buscan los inversionistas en este tipo de análisis: las primeras son aquellas que por alguna razón no son apetecidas por el mercado pero que mantiene fundamentales sólidos, por ejemplo, que haya tenido algún escándalo o noticia negativa, pero que su modelo de negocio siga siendo viable. El segundo tipo, son compañías nuevas cuyo potencial no haya sido reconocido por los inversionistas todavía.
El growth y el value son dos caras de la misma moneda, pero cada una tiene sus propios riesgos asociados. El primero se enfrenta a fuertes fluctuaciones en los precios en el corto plazo, mientras que el segundo a errores a la hora de determinar el potencial de la compañía -y siendo un enfoque de largo plazo le puede tomar mucho tiempo descubrir el error-. Ambos son enfoques que pueden determinar no sólo el movimiento de los mercados, sino también las perspectivas futuras sobre el precio de las acciones que tengan los inversionistas, por lo que se hace crucial entender su filosofía y diferencias.
Informe elaborado por Gandini Análisis para SupraBrokers sólo como contenido y en ningún caso se considera una recomendación de inversión.