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Los bancos centrales son los encargados de la política monetaria en los diferentes países, pero su alcance va mucho más allá del control de precios y sus decisiones son siempre seguidas de cerca por los inversionistas en los mercados, en esta columna les explicamos por qué.

 

En 2020 cuando iniciaron las medidas de restricción y los subsecuentes impactos en el crecimiento económico, todos los ciudadanos y gobiernos añoraban la recuperación y que volvieran las economías a una senda creciente. En ese orden de ideas los Bancos Centrales se sumaron a este esfuerzo y enfocaron todas sus herramientas en ese objetivo, pero el problema fue que, en 2021 con la recuperación, vino una mayor demanda de bienes y servicios y por tanto un aumento no sólo en el nivel de precios actual sino en sus expectativas futuras.

Esto está llevando a los Bancos Centrales a modificar nuevamente su postura, por ejemplo, la Reserva Federal o FED manifestó en su simposio de Jackson Hole, que va a reducir sus compras mensuales de bonos del Tesoro este año, aunque no están pensando en un aumento de tasas todavía. Estas reducciones de compras se conocen comúnmente en el mercado como tapering.  De otro lado, en una noticia algo más cerca nuestro en la región, el Banco Central de Chile aumentó en 75 puntos básicos su tasa llevándola a 1.5%, la mayor subida en dos décadas en ese país sumándose a un grupo cada vez más grande de Bancos Centrales de Latinoamérica.

En términos generales el objetivo de cualquier Banco Central es asegurarse de la estabilidad del nivel de precios, pero para entender cómo cambian sus posturas es necesario entender cuáles son herramientas. Primero, quiero que noten que no hablo de inflación solamente, sino que también puede ser un problema la baja dinámica en los precios o inclusive la deflación, ya que eso demuestra algún tipo de problema en términos de la oferta o demanda por bienes y servicios, que eventualmente deteriorará a la economía.

 

Hawkish o Dovish: Tasa de interés

Una de las herramientas más conocidas de los Bancos Centrales es la tasa de interés de intervención o tasa repo. Los movimientos sobre esta tasa determinan si el Banco Central quiere realizar una política monetaria expansiva o contractiva, buscando inyectar o retirar dinero de la economía.

En este sentido, un aumento de tasa es una decisión contractiva ya que cuando se sube se hacen más costosos los repos de liquidez entre los bancos comerciales y el Banco Central. Con esto se espera eventualmente que el movimiento de la tasa sea replicado por los bancos comerciales haciendo que el crédito en general se haga más costoso, desincentivando a los hogares a endeudarse más y por tanto a consumir menos, lo que reduce la presión al alza en los precios. Cuando se hace un recorte de tasa se espera el efecto contrario y que eventualmente aumente el consumo, lo que llevaría a un mayor crecimiento de la economía.

Gráfico1 – Elaboración propia. Fuente Investing.com

 

Referente a las decisiones de tasas, se desprende un lenguaje particular sobre la postura de los Bancos Centrales, Hawkish se refiere a un Banco Central preocupado por las presiones inflacionarias presentes y futuras por lo que su decisión de tasa se inclina más por los aumentos; caso contrario el que se presenta cuando su postura es Dovish. En ese orden de ideas, en el gráfico se puede ver como en el último mes muchos de los Bancos Centrales de las economías más relevantes en Latinoamérica han tomado una posición Hawkish, frente al aumento en inflación y en sus expectativas tal y como mencioné al inicio.

Pero las decisiones de tasa de los Bancos Centrales no solo afectan el consumo y el crédito de los bancos comerciales, el mercado de bonos se ve particularmente influenciado en especial aquellos de corto plazo, ya que, dependiendo de los movimientos de tasa, puede hacerlos más o menos atractivos para los inversionistas.

 

Expansión Cuantitativa vs Impresión de dinero

Los Bancos Centrales han tenido otra herramienta a su disposición para inyectar o retirar dinero de la economía y es la compra o venta de títulos de deuda pública, es decir bonos del gobierno. Si se quiere inyectar dinero se compran títulos y se mantienen en su balance por un periodo largo de tiempo, pero si se quiere retirar lo hace vendiéndolos. Esta herramienta en particular ganó mucha relevancia en la crisis del 2008 cuando la FED la llevó a nuevos niveles, llamándola Expansión Cuantitativa o Quantitative Easing (QE) donde no solo compró bonos del tesoro de corto plazo como era lo normal, sino que se concentró en aquellos de largo e incluyó titularizaciones hipotecarias.

Estas estrategias de Expansión Cuantitativa se hicieron muy populares al inicio de la pandemia entre diferentes bancos centrales que buscaban dar un impulso adicional al crecimiento económico a la par que reducían sus tasas. Una estrategia de desmonte es iniciar con el tapering o reducción de las compras y eventualmente llegar a vender las tenencias de forma ordenada.

Pero, en este punto es válido aclarar que esta herramienta ha llegado a confundirse con otra muy polémica, la impresión de dinero. Como los Bancos Centrales tienen la potestad de imprimir dinero, una opción para inyectarlo a la economía sería imprimir más para dárselo al gobierno y que pague sus cuentas, pero esto tiene unas implicaciones importantes. La más obvia de estas implicaciones es el aumento descontrolado en la inflación, ya que se inyecta dinero que no está soportado por ningún bien y servicio de la economía, lo que llevará a un aumento artificial de la demanda y por tanto a mayores precios. La confusión entre estas dos herramientas radica en el origen de los recursos para la compra de los títulos, ya que si es el Banco Central imprimiéndolo se estaría es inyectado ese “nuevo” dinero en la economía, pero si lo que usa son sus reservas entonces simplemente es dinero ya existente.

 

El coeficiente de reserva

Una última herramienta y tal vez una de las más directas en las cuales tiene incidencia un Banco Central es la determinación del coeficiente de reservas. Dicho coeficiente determina la cantidad de dinero que un banco debe reservar para cubrir los retiros de sus clientes, es decir, lo que sobre de este coeficiente es lo que destina para prestar e invertir. Si el Banco Central busca inyectar dinero en la economía lo haría reduciendo este coeficiente para que aumente la cantidad de préstamos, sin embargo, el riesgo de realizar este tipo de movimientos sería afectar la solidez de los bancos comerciales y generar una crisis de confianza entre sus depositantes.

Ya para terminar, es crucial puntualizar que en realidad la política monetaria y los Bancos Centrales, tienen una serie de herramientas de impacto directo limitado, pero que envían señales que afectan a los inversionistas en el mercado, de tal razón que cuando un Banco Central habla todos nos detenemos a escucharlo.

 

 

Informe elaborado por Gandini Análisis para SupraBrokers sólo como contenido y en ningún caso se considera una recomendación de inversión.

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