VOLATILIDAD BAJO LA LUPA: EL PULSO DEL RIESGO EN TU PORTAFOLIO
Acciones, bonos y dólar frente al riesgo de mercado.
Los mercados financieros se mueven por las fuerzas de oferta y demanda que, al final del día, determinan el precio de los activos. Esto implica que todos están expuestos a la posibilidad de perder valor por las fluctuaciones del mercado: ese es el riesgo de mercado, una variable fundamental que debe considerarse al gestionar un portafolio o seleccionar una inversión.
Los tipos de riesgo de mercado
El riesgo de mercado se manifiesta de distintas formas:
- Riesgo de precio: variaciones en los precios de las acciones o índices bursátiles, así como en los de materias primas como el petróleo, el oro o el gas, que afectan tanto a empresas como a productos financieros relacionados.
- Riesgo de tasa de interés: los cambios en las tasas modifican el precio de los bonos y otros instrumentos de renta fija.
- Riesgo cambiario: las fluctuaciones en los tipos de cambio impactan los activos denominados en moneda extranjera.
Volatilidad: la medida del pulso del mercado
Uno de los conceptos más asociados al riesgo de mercado es la volatilidad, que mide qué tan estables o bruscos son los movimientos de un activo. Matemáticamente se representa con la desviación estándar (σ), que calcula la dispersión de las rentabilidades respecto a su promedio.
En términos sencillos, esta fórmula mide el promedio de las distancias de las rentabilidades frente a su media. Entre mayor sea el valor de σ, mayor será la dispersión, y por tanto la volatilidad. Esta puede interpretarse de dos formas: como un mayor riesgo de pérdida, pero también como un mayor potencial de ganancia. La clave está en cómo se alinea con el apetito de riesgo del inversionista.
Otro indicador muy utilizado es el Beta (β), que mide la sensibilidad del activo frente a los movimientos del mercado. Cuando el beta es igual a 1, el activo se mueve en línea con su índice de referencia; si es menor que 1, se considera “defensivo” porque fluctúa en menor proporción; y si es mayor que 1, se denomina “agresivo”, ya que amplifica las subidas y las caídas del mercado.
Revisando el riesgo de mercado en activos reales
Para ilustrar cómo opera el riesgo de mercado, analizamos tres activos distintos: una divisa, una materia prima y un bono soberano. En particular, la tasa de cambio del real brasileño, la cotización internacional del oro y la tasa yield de los bonos de México a 10 años, cada uno afectado por fuerzas propias de su mercado.
El Gráfico 1 muestra el comportamiento de estos tres activos durante los últimos doce meses. El real de Brasil se ha revaluado cerca de 15 % entre el 18 de diciembre y el 7 de octubre, en línea con la debilidad del dólar global, los incrementos de tasas del Banco Central de Brasil y el reciente recorte de la Reserva Federal.
El oro, por su parte, marcó un nuevo récord al superar los US$4.000 por onza, impulsado por la escasez de activos refugio y la mayor demanda de los bancos centrales que buscan diversificar sus reservas internacionales.
Finalmente, los bonos de México muestran una reducción en las tasas yield, lo que implica un aumento en sus precios. Estos papeles se han vuelto atractivos por sus altos rendimientos, el incentivo al carry trade, un menor impacto arancelario del previsto bajo las políticas de Donald Trump y la expectativa de recortes de tasas de interés por parte del banco central.

Grafico 1. Elaboración propia. Datos Bloomberg
Una vez entendida la tendencia general, surge la pregunta: ¿cuál de estos activos está más expuesto al riesgo de mercado?
La respuesta está en la desviación estándar de sus rentabilidades diarias, que permite medir la magnitud y dispersión de sus fluctuaciones.
Los resultados muestran que el oro presenta la mayor volatilidad, con una desviación estándar de 1.08 % diaria, lo que significa que su retorno puede variar, en promedio, ±1.08 puntos porcentuales frente a su media. El real brasileño muestra una volatilidad de 0.78 %, mientras que los bonos de México son los más estables, con una desviación de 0.39 %, lo que los hace menos expuestos al riesgo de mercado.

Gráfico 2. Elaboración propia. Datos Bloomberg
La volatilidad no es necesariamente negativa: representa el pulso del mercado y la fuente del retorno. Lo importante es entender qué tan preparado está cada inversionista para asumirla. El riesgo de mercado no se elimina, se gestiona; y conocer sus dinámicas permite tomar decisiones más informadas frente a la incertidumbre que define a los mercados financieros.
En un entorno global en el que las tasas de interés comienzan a descender, los flujos de capital se reacomodan buscando rendimiento, y las tensiones geopolíticas redefinen las preferencias por ciertos activos, la comprensión del riesgo de mercado se vuelve una herramienta clave. Ya no basta con mirar los precios o los retornos pasados: la gestión del riesgo se convierte en el eje de cualquier estrategia de inversión sostenible.
Entender cómo se comportan los activos ante distintos escenarios —ya sea la apreciación del oro como refugio, la fortaleza de una moneda regional como el real o la resiliencia de los bonos de México— permite anticipar movimientos, proteger posiciones y aprovechar oportunidades cuando otros aún reaccionan.
En definitiva, medir y entender la volatilidad no solo ayuda a reducir pérdidas potenciales, sino también a identificar los momentos en que el mercado ofrece su mejor cara: la posibilidad de generar valor en medio de la incertidumbre.
Informe elaborado por Gandini Análisis para SupraBrokers solo como contenido y en ningún caso se considera una recomendación de inversión.
