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Construyendo resiliencia

La diversificación es un principio fundamental de la gestión de portafolios que consiste en distribuir las inversiones entre diferentes activos, sectores, regiones o tipos de instrumentos, con el fin de reducir el riesgo total asociado a la volatilidad sin sacrificar —e idealmente mejorando— el rendimiento esperado. En esta columna se revisará qué implica realmente esta definición y cómo este principio ayuda a modelar el comportamiento de los mercados.

Fuentes de riesgo y diversificación

Si bien el objetivo último en un portafolio de inversión es lograr la mejor relación riesgo-retorno —es decir, obtener el mayor rendimiento posible para un nivel dado de riesgo—, la habilidad básica detrás de esta estrategia parte de identificar adecuadamente las fuentes de riesgo a las que están expuestos los activos del portafolio.

Una herramienta tradicional para medir la relación entre los movimientos de dos series es el coeficiente de correlación de Pearson, representado por la letra griega ρ (rho). Este coeficiente se calcula como la covarianza entre ambas series dividida entre el producto de sus volatilidades individuales. Sus valores oscilan entre -1 y 1: cuanto más cerca esté del límite inferior, más negativa será la correlación (movimientos opuestos); cuanto más próximo a 1, más positiva (movimientos en la misma dirección). Cuando la correlación se acerca a 0, la relación entre ambas series es débil o inexistente. Por eso, no solo las correlaciones negativas aportan diversificación: también lo hacen correlaciones bajas o cercanas a cero.

Gráfico 1: Elaboración propia. Datos Bloomberg.

Un ejemplo práctico es la relación entre el precio de la acción de Exxon Mobil y el precio del barril de crudo Brent. Se observa cómo ambos reaccionaron en momentos clave, como el Liberation Day de abril de este año. Su coeficiente de correlación de 0,62 indica que se han movido en la misma dirección cerca del 62% del tiempo durante el último año. Sin embargo, más allá del cálculo, es esencial entender qué fuerzas explican esta relación: en este caso, el alto nivel de concentración de Exxon Mobil en el mercado de hidrocarburos hace que comparta los mismos riesgos que afectan al petróleo, como los conflictos en Medio Oriente o las decisiones de producción de la OPEP+.

En ese orden de ideas, la diversificación busca reducir el riesgo total del portafolio evitando exposiciones excesivas a una misma fuente de riesgo. Algunas estrategias incluyen:

  • Combinar diferentes clases de activos: bonos, acciones, ETF y commodities. Así, los factores que afectan negativamente a un activo pueden no afectar —o incluso favorecer— a otro.
  • Diversificar por industrias o sectores: permite reducir riesgos específicos de cada sector, sin dejar de invertir en acciones.}
  • Growth vs. Value: combinar compañías en distintos momentos de su ciclo empresarial.
    • Growth: firmas con expectativas de crecimiento superior al promedio, típicamente para estrategias de corto o mediano plazo.
    • Value: compañías que parecen cotizar con descuento frente a sus fundamentos actuales.
  • Capitalización de mercado: incluir empresas grandes, medianas y pequeñas expone al portafolio a distintos niveles de riesgo y potencial de crecimiento.
  • Duración (en renta fija): la sensibilidad del precio del bono frente a cambios en las tasas. A mayor duración, mayor sensibilidad y riesgo.
  • Localización geográfica: invertir en activos locales y extranjeros ayuda a mitigar riesgos específicos de cada país o región, desde factores económicos hasta eventos geopolíticos.

¿Qué es un activo refugio?

Dado que el nivel de riesgo asociado a cada activo es un elemento central para construir una estrategia de diversificación, surgen los llamados “activos refugio”, es decir, aquellos que históricamente mantienen gran parte de su valor en momentos de alta incertidumbre. Entre los más representativos están los bonos del Tesoro estadounidense y el oro.

En el Gráfico 2 se observa que, aunque el oro enfrenta una corrección reciente, ha alcanzado máximos históricos impulsado por una mayor demanda como refugio geopolítico y como activo de reserva para bancos centrales. Por su parte, los bonos del Tesoro a 10 años han registrado un aumento en su precio (caída del rendimiento yield) desde mayo, en medio de la incertidumbre política en Washington.

Grafico 2. Elaboración propia. Datos Bloomberg.

Mercados emergentes: los ganadores recientes

En este contexto global, los grandes beneficiados han sido los mercados emergentes, especialmente América Latina. La región ha recibido un mayor apetito por parte de inversionistas que buscan activos con capacidad de diversificación y mejores perspectivas tras los dos recortes consecutivos de tasas por parte de la FED.

Los principales índices bursátiles muestran incrementos significativos en el último año:

  • Colombia: +50%
  • Chile: +45%
  • México: +25%

Estos resultados superan incluso el desempeño del S&P 500 (+18%), a pesar del fuerte impulso que las empresas tecnológicas —en especial las de IA— han aportado al mercado estadounidense.

La diversificación no es solo una técnica, sino un principio estratégico que permite navegar entornos de incertidumbre y aprovechar oportunidades sin comprometer de forma innecesaria el capital. En un mundo donde los riesgos pueden amplificarse en segundos —desde decisiones de política monetaria hasta choques geopolíticos— construir portafolios con fuentes de riesgo diferenciadas es la mejor forma de proteger y potenciar el rendimiento. Entender cómo interactúan los activos, qué variables los mueven y cuál es el nivel adecuado de exposición para cada inversionista es lo que determina el verdadero éxito de una estrategia. Al final del día, diversificar no es simplemente repartir el riesgo: es construir la resiliencia que separa a los portafolios que sobreviven, de los que realmente prosperan.

 

Informe elaborado por Gandini Análisis para SupraBrokers solo como contenido y en ningún caso se considera una recomendación de inversión.

 

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