A medida que avanza el 2022, la preocupación de los inversionistas se ha centrado en los altos niveles inflacionarios, en especial para Estados Unidos que se encuentra enfrentando tasas de variación del Índice de Precios al Consumidor en niveles de 8,50% que no han sido vistos en los últimos 40 años. Sin embargo, en esta coyuntura actual dicha preocupación está dando paso a otra mayor y es el temor de una recesión, que se ha hecho más común en los mercados después de la publicación del dato de crecimiento para el primer trimestre con una tasa anualizada de -1,4%.
Precios más altos en 40 años
Iniciando con los precios, una de las relaciones a tener en cuenta se da en el gráfico 1 de variaciones del IPC comparado con el IPC base, o core CPI en inglés, que muestra una tendencia mucho más estable al no tener en cuenta en su cálculo el precio de los alimentos y la energía para los últimos 30 años.
Primero que todo, los registros desde diciembre de 2021 superan cualquiera de los escenarios inflacionarios de ese periodo, pero también es muy relevante notar que la última vez que se registraron altos niveles de precios fue durante la crisis de 2008, específicamente en agosto con una tasa anual de 5,40%, es decir 310 puntos básicos por debajo del último registro. Por último, en ese periodo vale la pena notar que, si bien los precios subieron, también corrigieron esa tendencia rápidamente ya que grupos de gasto más estables representados por el IPC base (línea roja) en realidad no aumentaron al mismo ritmo.
Gráfico 1: Elaboración propia. Datos Bloomberg
Ahora, el escenario es diferente, ya que desde febrero de 2022, tanto el IPC total como el base, marcan una tendencia creciente, siendo una señal que la inflación no se debe a factores temporales derivados de la volatilidad del precio de los alimentos o la energía, sino que es en verdad una fuerza estructural afectando otros sectores específicos de la economía que suelen ser más estables. Esto sin lugar dudas fue lo que llevó a la Reserva Federal a aumentar su tasa en 50 puntos básicos ubicándola entre 0,75% y 1,0% en su pasada reunión del 4 de mayo, convirtiéndose en la medida más agresiva de aumento de tasa desde el 2000 en plena crisis de las “punto-com”.
Crecimiento negativo en el primer trimestre
Una vez entendido el escenario inflacionario en el cual se está moviendo la economía en Estados Unidos, la otra fuerza que preocupa a los inversionistas es el crecimiento económico, y si el país se está acercando a una recesión.
De acuerdo a lo que se puede ver en el gráfico 2 la tasa anualizada para el primer trimestre de este año parece soportar dichos temores ya que muestra una contracción de 1,4% muy por debajo de las expectativas del mercado de una expansión de 1,0%. Tres factores de fondo que están presentes en esta cifra son: el aumento de contagios de la variante Ómicron al inicio del año, la invasión rusa de Ucrania y como se mencionó anteriormente el alto nivel inflacionario.
Viendo los grupos de gasto en concreto, las principales caídas se dieron en comercio internacional con las exportaciones cayendo -5,9% mientras las importaciones continuaron en un nivel alrededor de 17% en tasas anualizadas y en el gasto de gobierno con una contracción de 2,7%.
Gráfico 2. Elaboración propia. Datos Bloomberg
Sin embargo, en medio de estos datos negativos el gasto en consumo personal muestra una tasa anualizada de 2,7% tal y como puede verse en el grafico 2. Aquí no hay que olvidar que la importancia de este dato es que el consumo de los hogares es el gran motor del crecimiento económico en Estados Unidos, representando alrededor del 70% del total del Producto Interno Bruto.
En términos técnicos una recesión está definida como una contracción de la economía durante un periodo de seis meses, es decir que para poder decir que hay una recesión en Estados Unidos, el dato del segundo trimestre de 2022 deberá ser también negativo. Mucho del golpe que recibió la economía estadounidense en términos del comercio internacional se deriva de la importación de bienes que ha tenido tasas anualizadas de 20,5% y 18,9% en los últimos dos trimestres, sin embargo, este fuerte ritmo no es el normal y una de las razones es porque se deriva de mayoristas rehaciendo inventarios. Sin embargo, en un ambiente de aumentos de la FED, ese mismo motor que es el consumo puede deteriorarse y a pesar que en el primer trimestre fue positivo, en caso de perder dinamismo es probable que pueda efectivamente llevar a una recesión al país norteamericano.
¿Cuáles son las expectivas?
Ahora bien, para poder ver el panorama completo vale la pena entender cuáles son las expectativas para 2022, donde de acuerdo a la actualización del mes de abril, el Fondo Monetario Internacional en su informe Panorama Económico Mundial proyecta un crecimiento de 3,7% para 2022 y de 2,3% para 2023 frente a un observado de 5,7% en tasas anuales de 2021. Esto sin lugar a dudas muestra un escenario alejado de los temores sobre una recesión lo que en sí mismo da una señal positiva a los mercados. Sin embargo, esta misma entidad espera que la inflación cierre en 7,7% este año lo que podría forzar a la Reserva Federal a tomar medidas más drásticas, afectando como se menciona arriba la dinámica de consumo de los hogares y por tanto creando al ambiente propicio para una recesión, tal vez no este año sino el siguiente, por lo que todas las medidas asociadas al consumo serán señales cruciales que el mercado seguirá muy de cerca en los próximos meses.
Informe elaborado por Gandini Análisis para Supra Brokers sólo como contenido y en ningún caso se considera una recomendación de inversión.